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Piedras de Ica: secretos por resolver de una civilización adelantada a su época

A 360 kilómetros al sur de la ciudad de Lima, capital del Perú, en la provincia costeña de Ica, aparecieron...

A 360 kilómetros al sur de la ciudad de Lima, capital del Perú, en la provincia costeña de Ica, aparecieron en 1961 unas extrañas y misteriosas piedras grabadas semejantes a cantos rodados. Lo extraño y misterioso de las piedras de Ica radicaba en que sus figuras grabadas representaban animales, hombres y escenas de vida muy diferentes de lo que los estudios arqueológicos daban por sabido sobre la fauna y la vida de los hombres de las culturas clásicas del antiguo Perú.

Las piedras provenían de Ocucaje, apacible caserío situado a 40 kilómetros al sur de la ciudad de Ica, en cuyas inmediaciones el subsuelo guarda innumerables tumbas de hombres que vivieron en la época de los incas y antes de ella, y reposan sobre la superficie restos petrificados de minúsculos y de gigantes animales prehistóricos. Ocucaje se asienta en un inmenso desierto atravesado por cerros de rocas arcaicas, quizás las más arcaicas del planeta. Las realizaciones alcanzadas por los hombres de aquella remota humanidad están tan alejadas de las actuales posibilidades del hombre que, si no existieran los testimonios pétreos que las respaldan, las referencias que de ellas se hace sistemáticamente en la presente obra correrían el riesgo de ser consideradas como producto de una mente de extraordinaria imaginación.

Las piedras de Ica son una colección de piedras del tipo andesita provenientes del Perú y que fueron clasificadas como oopart tras su descubrimiento. Algunas se han podido datar por instituciones científicas españolas.

Estas piedras se caracterizan por estar grabadas con supuestos antiguos dibujos de dinosaurios y artefactos tecnológicos avanzados.

Lugar del hallazgo

Las piedras están formadas por andesita del Mesozoico. Varían en tamaño desde 3x2.5x1.5 cm hasta 40 cm. Como resultado de la erosión, han desarrollado una fina pátina. Consiste en una capa de corrosión donde las inclemencias han transformado el feldespato en arcilla, originando un material más blando, categorizado en una dureza 3 o 4 en la escala de dureza mineral de Mohs, que puede ser rayado.

Están grabadas superficialmente con una variedad de imágenes, algunas directamente incisas, otras por medio de sustraer el fondo, manteniendo la imagen en relieve. Las imágenes varían desde dibujos simples en un lado del guijarro, hasta diseños de gran complejidad. Algunos de los diseños aparecen en estilos que pueden asociarse como pertenecientes a las culturas Paracas, Nazca, Tiwanaku, Ica o Inca.

Algunas de las imágenes son flores, peces, o animales vivos de diferentes clases. Otras parecen ilustrar escenas que serían anacrónicas en el arte precolombino, como dinosaurios, operaciones médicas avanzadas y mapas.

Las piedras grabadas supuestamente aparecieron en el Desierto de Ocucaje (Departamento de Ica), en los cerros que actualmente se conocen como La Peña, Blanco, Norte y Callango, próximos o incluidos en el Cementerio Paleontológico de Ocucaje; dichos cerros albergan fósiles, conchas marinas y algunas supuestas tumbas incas. Este enclave a 35 km al sur de Ica, de unos 90 km2 de extensión, posee fósiles con una antigüedad de entre 65.5 y 1.8 millones de años, principalmente de fauna marina que habitó una bahía de poca profundidad, que se convirtió en desierto hace aproximadamente 25 millones de años. En 2003 un proyecto de ley instaba a declarar de interés nacional las zonas paleontológicas de Ocucaje, que incluyen restos fósiles de megalodón, cocodrilos, aves, peces, tortugas, odontocetos, focas, delfines, ballenas, caballos, cérvidos, mastodontes o perezosos gigantes.

Los gliptolitos que decoran las piedras de Ica representan hechos insólitos: seres humanos luchando contra dinosaurios, seres de grandes cráneos y manos con cuatro dedos sin pulgares, trasplantes de órganos, intervenciones en el cerebro, transfusiones de sangre, entre otros.

Promoción del descubrimiento

En la ciudad de Ica en Perú existe el “Museo Científico Javier Cabrera”, un lugar enigmático en donde reposan al menos 5 mil piedras grabadas que han desatado polémica entre la comunidad científica por muchos años. Estas piedras fueron almacenadas por el médico Javier Cabrera, quien recibió la primera de manos de un paciente que la encontró en el vecino desierto de Ocucaje.

Fue Javier Cabrera Darquea (1924-2001) quien dio a conocer estas piedras. Este médico peruano dijo haber recibido en 1966 de manos de su amigo Félix Llosa Romero una supuesta extraña piedra grabada como regalo de cumpleaños. Posteriormente, Cabrera declaró haber identificado el grabado como un dibujo de un pez que se había extinguido hacía millones de años.

En los años 50 las piedras llamaron la atención de Carlos y Pablo Soldi, dos coleccionistas de objetos de este tipo que no habían conseguido que la comunidad arqueológica se interesara con sus conclusiones, pero encontraron en Cabrera un aliado para su causa. Los Soldi le vendieron 341 piedras similares. Igualmente, Cabrera también dijo haber encontrado en seguida otro proveedor, llamado Basilio Uchuya Mendoza (1935-2003). De estas y otras fuentes, y durante los siguientes treinta y cinco años, se habrían obtenido más de 15,000 piedras grabadas con diferentes técnicas, entre las que se incluyen el altorrelieve y el bajorrelieve.

Representación y antigüedad

Las piedras representan una amplia variedad de escenas: dinosaurios, tecnología avanzada, cirugías, mapas, y hasta pornografía. Si bien estas escenas pueden ser ambiguas, muestran conocimientos de cosas que, según la ciencia moderna, son totalmente anacrónicas. Todo esto ha llamado la atención de gente que tiende a dudar de la ciencia moderna, como algunos creacionistas, y los que buscan justificaciones históricas para la ufología.

Cabrera describió muchas de las escenas en un ensayo, para poder contar la historia de la supuesta civilización que, según él, había creado las piedras. Creía que estas tecnologías antiguas pertenecieron a lo que él llamó el Hombre del Gliptolítico, una supuesta raza extraterrestre. Según la historia descrita por Cabrera, esta raza habría llegado hace mucho tiempo, el suficiente como para coexistir con los dinosaurios, y creó genéticamente al hombre moderno. Algún tiempo después, se habrían marchado a otro planeta, antes de que ocurriera alguna catástrofe planetaria.

En la actualidad aún sigue el comercio de piedras que pueden encontrarse en Lima, Ica, Ocucaje, Santiago y otros municipios del departamento de Ica, y de manera internacional por Abraham Veciana.

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La mayor colección de piedras puede verse en Ica, en la plaza de armas de la ciudad.

Entre 1967 y 1969, análisis de las piedras conducidos por la Universidad de Ingeniería de Lima, la Universidad de Bonn en Alemania y la compañía minera Hochschild arrojaron que la antigüedad de los grabados (algunos de los cuales incluían especies extintas) “no se puede determinar” pero que “los grabados o incisiones no son recientes”.

En 2003, el laboratorio de datación y radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid llevó a cabo una datación absoluta por termoluminiscencia de carbonatos de deposición pertenecientes al yacimiento Cerro La Peña en Ocucaje, Departamento de Ica, Perú, resultando en una datación de 100,000 y 60,000 años para algunas piedras grabadas recubiertas por caliche. En marzo del mismo año el Instituto de Química-Física Rocasolano del CSIC dató por carbono 14 otra piedra asociada a un manto, encontrada en Cerro Blanco (La Peña), fechándola en el siglo VI o VII. El responsable del yacimiento e investigador alicantino Félix Arenas Mariscal publicó dichos resultados junto a María del Carmen Olázar en 2007. Una de las piedras que data 61,000 años presenta un grabado que bien pudiera asemejarse a una operación quirúrgica con intubación. El investigador Vicente París admitió estar sorprendido por estos hallazgos, ya que se ha constatado que muchas otras piedras han sido falsificadas.

Según se dice, estas piedras fueron encontradas en cuevas y corrientes de agua. Pero al ser rocas y no contener ningún material orgánico, no se les puede aplicar la datación por carbono 14. Además, los lugares donde supuestamente se hallaron no han sido revelados, con lo que tampoco es posible averiguar su edad basándose en su estrato geológico.

Realizan estudios

Los grabados pudieron generarse en el momento de formación de las rocas por lo que serían de la misma época, cosa imposible pues las rocas son mucho más antiguas que los hechos en ellas dibujados, por lo que deben haberse grabado en un momento posterior. La única forma de datar la antigüedad de los grabados es por comparación con los estratos donde se encontraron (midiendo la capa de sedimentos encima se puede saber el tiempo que llevan en ese lugar), o por medición de su alteración natural por el paso del tiempo, aunque esta forma de datación es menos precisa.

Neil Steede, un arqueólogo que investigó las piedras de Ica para “Los Misteriosos Orígenes de Hombre” (una película que intenta demostrar que el hombre apareció mucho antes de lo que se cree actualmente), no encontró ninguna capa de corrosión química sobre los grabados, por lo que dice que los grabados eran recientes.

Las piedras fueron protagonistas de publicaciones en varias lenguas durante este periodo, como el texto de Robert Charroux “L’Enigme des Andes”, publicado en 1974. En 1975 Juan José Benítez escribió el libro “Existió otra Humanidad”, el cual se basa en los “datos” obtenidos en estas piedras. En 1976, el propio Javier Cabrera publicó “El mensaje de las piedras grabadas de Ica”, donde exponía sus tesis sobre las piedras. También los libros “Miracles of the Gods: A Hard Look at the Supernatural” (1975), “In Search of Ancient Gods: My Pictorial Evidence for the Impossible” (1976) y “According to the Evidence” (1977) de Erich von Daniken recogían el caso.

El fraude

El investigador español Vicente París, tras cuatro años de investigaciones, ofreció en 1998 las evidencias que demostraron que las piedras son realmente un fraude. Entre las pruebas presentadas por este investigador se encuentran microfotografías de las piedras que muestran restos de pinturas actuales, así como el uso de papel de lija.

Otros análisis que apoyan la existencia del fraude es que entre los grabados que muestran estas piedras, las imágenes de dinosaurios solo representan a los dinosaurios más conocidos y populares en la época que fueron dadas a conocer: triceratops, tiranosaurio, brontosaurio, styracosaurus, estegosaurio y el pteranodon (el más conocido representante de los pterosaurios), y se comete el error de juntar dinosaurios de diferentes periodos geológicos y lugares de la Tierra; además de errores anatómicos y fisiológicos en estos animales. Por ejemplo, algunas de estas piedras representan escenas en las que humanos practican cesáreas a dinosaurios y otros reptiles, siendo que estos son ovíparos.

Recogida todas las vertientes sobre la verdad o falsedad de las Piedras de Ica, surge la gran incógnita: ¿por qué las autoridades mantienen en secreto y amenaza de cancelación para los involucrados en este hallazgo de gran importancia para la historia del Perú? La respuesta es simple, tienen el temor de que realmente se compruebe que hace 65 millones de años otros seres ocuparon nuestros suelos dejando una estela de pruebas y una historia por contar a las nuevas generaciones.

Por Andrés Dávila 

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