¿Cuáles son las características del microrrelato? En el microrrelato uno tiene que ser un economista de la palabra, no puede...
¿Cuáles son las características del microrrelato?
En el microrrelato uno tiene que ser un economista de la palabra, no puede faltar ni sobrar ninguna palabra. Tiene narratividad, condensación, concisión. Además, se tiene que aprovechar el título. Sobre la extensión, tiene que tener la cantidad de palabras que necesite de acuerdo al escritor: hay historias perfectas en 400, 500, 100 palabras, una línea. Lo principal es trabajar el género con concisión, condensación y narratividad.
En el libro hay varios microrrelatos muy breves. Cuando uno encara un reto de contar una historia de manera tan breve, ¿cómo se trabaja la estructura?
Yo soy una persona que usa la bitácora y voy apuntando las cosas de las que podría sacar una buena historia. Suelo escribir el argumento, voy trabajando el texto, lo dejo reposar y lo reviso, buscando que la historia salga perfecta con la condensación que tiene el microrrelato. Encuentro que mis textos están en la hiperbrevedad. Muchos piensan que es muy fácil escribir microrrelatos, pero no es así.
¿Cuál es el mayor reto que impone el género?
El microrrelato es como un diamante en bruto que uno va puliendo. Todo se tiene que aprovechar al máximo. Por ejemplo, el título es una parte que no se puede pasar por alto. Además, en el género, uno tiene la complicidad del lector, ya que los textos se pueden interpretar de diversas maneras. Todo esto se trabaja sobre la base de la experiencia, y de recursos como la intertextualidad, la elipsis, elementos que uno va utilizando para lograr ese golpe final. Uno siempre debe hacer un giro al final de la historia.
¿El formato de relato breve permite abordar temáticas esenciales de la literatura, como la muerte, los misterios de la vida, de una manera novedosa?
El microrrelato calza muy bien con el género fantástico, por eso hay una intertextualidad, o referencias, a personajes como la Caperucita Roja, sirenas y más. Sin embargo, el reto, y esto es algo que conversé con Ana María Shua, la reina del microrrelato, es llevar el registro realista-urbano al microrrelato. Esto es muy difícil, porque generalmente el elemento fantástico te sorprende con un golpe final, pero lograr esto con un texto basado en lo cotidiano es más complejo. “Brevedad bajo palabra” marca un antes y después porque lo que estoy trabajando ahora son textos más realistas, más urbanos.
¿Qué posibilidades nuevas le brinda el enfocarse en textos realistas?
Es interesante plasmar la temática social. Yo estoy trabajando el texto realista y estoy plasmando lo que sucede en el acontecer diario, lo que estoy viviendo, enfocado en ese yo observador de lo que está pasando ahora. En Chile, por ejemplo, están trabajando más los textos de corte social. Nosotros, en el Perú estamos viviendo, en general, un auge de la literatura fantástica, y eso se siente también en el microrrelato.
En nuestro país también se vive un auge del microrrelato. ¿Cómo interpreta esto?
Me sorprende mucho. La editorial “Micrópolis” nació por una necesidad. En el año 2010 ninguna editorial recibía manuscritos de microrrelatos porque no era viable comercialmente. Entonces, decidí abrir la primera editorial dedicada a la minificción y empecé a publicar a escritores peruanos. Hoy, hay muchas editoriales que se dedican al género. Además, ya vamos por la XIII Jornada Peruana de Minificción, tuvimos 33 invitados entre escritores e investigadores y eso coronó el buen momento que vive el microrrelato en el Perú.
Los microrrelatos también sugieren una dimensión poética. ¿Qué relación ve entre el microrrelato y la poesía?
Son hermanos, están muy cercanos. Por ejemplo, la poesía en prosa es un género muy cercano al microrrelato. Además, es mi parecer que algunos poemas de Eduardo Chirinos, o Alejandra Pizarnik, e incluso de César Vallejo, pueden ser leídos como microrrelatos. Muchos poetas han incursionado en el género del microrrelato.
Inspiraciones para el microrrelato
“Para mí, tiene mucho que ver con lo que vivo en el día a día, con lo que pasa cuando estoy en algún lugar y veo alguna imagen que llama mi atención. Los viajes me han servido mucho para esto. Apunto todo lo que podría volverse un microrrelato y lo voy trabajando. Me ha servido mucho apuntar todos los momentos que me sirven para generar un texto a futuro. Todas esas imágenes, viajes, las cosas que uno tiene que vivir, los problemas, las circunstancias, alegrías; al final todo sirve para ser plasmado en una historia breve”.
Por Sol Pozzi-Escot
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